
Usando el detector ALICE, David Evans, de la Universidad de Birmingham, y su equipo recrearon las condiciones inmediatamente posteriores al Big Bang y generaron bolas de fuego subatómicas a temperaturas por encima de los 10 billones de grados centígrados. De este modo, Evans y sus colegas han podido comprobar que en estas condiciones el Universo se comportaba como un líquido super-caliente. Además, sus trabajos revelan que cuando esa “sopa primigenia” se enfría surgen de las bolas de fuego miles de partículas diferentes, muchas más de las que los modelos físicos teóricos predecían. “Aunque aún es pronto, estamos aprendiendo mucho sobre el Universo primitivo", admite Evans.
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